domingo, 2 de marzo de 2014

el cocinero, el nuevo humanista

En las próximas décadas, cuando un ciudadano cualquiera, de cualquier país, viaje por el mundo encontrará, incluso en los supermercados más lejanos, los productos de su tierra. También conocerá a artesanos prósperos que comercializan sus productos a un buen precio por la exclusividad que tienen, y por la pequeña cantidad que producen. Descubrirá cocineros de todo el orbe mundial triunfando en la Quinta Avenida o en el paraje más recóndito del Nepal fabricando alta cocina o un simple Sandwich. Se dará cuenta de los mejores restaurantes del mundo no están necesariamente en lugares muy elegantes, sino en un mercado, dentro de un metro o, incluso, en un food truck.Entonces se dará cuenta del cambio de modelo habido en la información culinaria y la transmisión del saber. Se dará cuenta de como Internet surge para ser el método definitivo para llegar aquí y ahora a la cultura gastronómica o a cualquier tipo de información que antes se encontraba en manos de unos pocos. después de llegar a algunas conclusiones, el comensal tendrá una voz cada vez más fuerte y en el futuro próximo tendrá la oportunidad de decirle al cocinero que se comprometa, que le cuente cómo, por qué y con quién hace las cosas que hace. El comensal ya no querrá comer platos, sino las historias que cada una de las recetas cuenta. Para eso, antes que cocinar en una sartén, el cocinero del futuro tendrá que soñar con ser de alguna manera un intelectual: tendrá que prepararse en antropología, para entender las distintas culturas del mundo; en sociología, para entender los procesos sociales que vive; en agricultura, para entender qué sienten aquellos que producen lo que se cocina; en arte, para saber cómo se atrapa la belleza. Preparado en ese sentido, cuando cocine teniendo todo esto adentro, sus platos se van a convertir en historias y son estas las narraciones que voz a voz recorrerán el mundo. por si esto fuese poco, tendrá que salir de su cocina para tratar de integrar todo lo que sucede a su alrededor en los platos que hace. Es un personaje que se reconoce como parte de una cadena de valor, como un vehículo y no como un fin. Finalmente se libera del yugo de su restaurante para pasar a cocinar dentro y fuera de él.