viernes, 7 de marzo de 2014

la amistad que nace de la buena mesa

la razón de ser o de pervivir en el tiempo es siempre, desde mi punto de vista, la felicidad del otro. Las personas y lugares que frecuentemos durante nuestra breve estancia en la vida deberían dejar en todos nosotros un sentir agradable, como una lumbre de invierno que calienta nuestro cuerpo o como una taza de té caliente con sabor a canela en la casa de nuestras abuelas. Hoy en dia podemos decir que más que clientes, hemos creado una comunidad de amigos que año tras año vuelven a nosotros en busca de ese trato personalizado fiel a nuestra expresión y formas de hacer las cosas, Personas que peregrinan voluntariamente desde todos los puntos de la geografía gallega, recordando el paralelismo con el camino migratorio que hace la lamprea en busca la búsqueda incansable de su cuna. Desde luego, la importancia de la buena mesa centra el 95% del buen hacer, pero a ello hay que unir el trabajo de campo: limpieza, imagen, presentación, coordinación y trato con el cliente. En comunión con el sabor y el aroma de nuestro restaurante está también la fidelización en maneras. cuando el cliente concluye su estancia con un buen apretón de manos y una gran satisfacción bien visible en su rostro, sabemos que hemos cumplido nuestra parte, y si además somos merecedores de críticas excelentes, de palabras de apoyo y agradecimiento por la tarea cumplida, ¿qué mejor que seguir incrementando el valor de fidelización hasta cotas sublimes de amistad y familiaridad?